Cuentos de pymelandia I. Introducción.

cigarra y hormigaEl otro día estaba dándole vueltas a la cabeza sobre algo que contar en el blog y se me ocurrió escribir un par de cuentos que muestren de alguna manera una de las razones que creo que explica el porqué hemos llegado a donde estamos. Últimamente ando alejado de los mercados por cuestiones personales, así que hasta que mire algún gráfico y me decida a hacer algún análisis me ha parecido una buena manera de contaros algunas de las cosas que se me pasan por la cabeza. Vamos con una pequeña introducción…

Érase una vez, hace no muchos años, en un cercano país vivían sus habitantes bajo el mandato de un dictador. Llegada la hora de su muerte, el país se abrió al mundo con un cambio de régimen hacia una joven democracia que sorprendería a sus vecinos por su transición pausada, no sin algún sobresalto,  que le puso de nuevo en la escena mundial saliendo de su aislamiento.

Una vez recuperadas las libertades, la economía floreció gracias a las inversiones extranjeras, atraídas por  un nuevo mercado ávido de productos y por su mano de obra barata, y a los emprendedores que se lanzaron a abrir empresas que cubrieran la demanda de bienes y servicios que en el país surgieron.

La apertura coincidió con una buena fase económica, a lo que se sumó la integración de ese país en una agrupación económica con sus vecinos que le traería más inversiones y fondos adicionales para su desarrollo económico.

La economía iba bien, salvo algún susto exterior, y abrieron algunas grandes compañías, aunque el grueso del empleo lo creaban pequeñas y medianas empresas dedicadas sobre todo a cubrir la demanda local de servicios en su zona de influencia a las que en ese país llamaban pymes.

Presentados los antecedentes, en los siguientes capítulos contaré un par de cuentos. El primero de una pyme que supo adaptarse a las circunstancias económicas de ese país y el segundo de otra pyme que no lo supo hacer. Al igual que en la fábula de la cigarra y la hormiga, veremos como acaban ambas.

Como ponen en las películas, cualquier parecido con la realidad será pura coincidencia.

Publicidad